Abogada – Política – Diputada Nacional

SARAMAGO, STOLBIZER Y LA ESPERANZA DE VOLVER A VER

Compartir
Compartir
Compartir

Margarita Stolbizer
En Ensayo sobre la Ceguera, publicada en 1995, Saramago nos relata la situación que vive una población cuando una extraña ceguera se extiende como pandemia sin poder controlarse, hasta convertirse en una situación dramática.

La ceguera física es un recurso de Saramago para indicar la gravedad de otra ceguera en la que los seres humanos nos sumergimos cuando caemos en el individualismo, en la insensibilidad, en el oportunismo y en la pérdida de los valores esenciales para la convivencia social.

Nuestro año electoral 2015 nos encuentra sumergidos en desconciertos, incertidumbres, desconfianzas pero también esperanzas. Sin duda que, desde el regreso de la democracia, maduró en nuestras conciencias la importancia de la participación ciudadana, de construir la paz, la igualdad, el auténtico desarrollo humano, la cooperación, el respeto de los derechos humanos, la comprensión y la confianza recíproca, pero todavía esto no se refleja en nuestra relación como sociedad con las instituciones políticas.

Por otro lado son muchas las evidencias acerca de cuánto la acción política organizada e institucional puede llegar a separarse de la vida real de las personas. Estamos en año electoral y, lamentablemente, nos quieren seguir instalando en un escenario de polarización nacional.

El 25 de octubre no es un partido de fútbol para evitar que haya balotaje. Es, nuevamente, nuestra elección nacional después de cuatro años, votamos proyectos políticos, conformación del Congreso y un futuro para la Argentina que no sea el de las desigualdades persistentes, con heterogeneidades estructurales, con una matriz social fragmentada y débil en reglas de convivencia.

Otra vez sobrevuela en el ambiente la figura del “voto útil”, del “voto desperdiciado”. El voto es un derecho cuyo valor nunca deberíamos olvidar. El voto no se vende ni se compra – y no hablo en términos monetarios o lucrativos – sino en subordinar nuestras ideas, convirtiendo así nuestro voto libre en un voto cautivo: cautivo de lo que otros nos inducen a hacer.

Entonces ¿si el voto no se vende ni se compra ? ¿Quién se merece nuestro voto? ¿Hay personas capaces y dignas de confianza que lo merecen? Saramago, en sus novelas, muchas veces recurre a la omisión de los nombres propios de los protagonistas.

Yo rompí la regla en el título de este artículo. En Ensayo sobre la Ceguera la única persona no afectada por la ceguera es una mujer que aporta su granito de arena para poder mirar a los ojos a la realidad. Quitarnos las vendas y votar a una luz de esperanza.

Cristina Calvo, economista y política.